Berlinesas Rellenas o Bolas de Fraile

Cómo preparar la masa de las berlinesas:

• Disolvemos la levadura fresca en un bol con la leche tibia. Reservamos.
• En un bol grande ponemos primero la sal y luego volcamos la harina y le hacemos un hueco en el centro para verter en él los huevos, la mantequilla ( en pomada ), el azúcar, el extracto de vainilla y la leche con la levadura disuelta.
• Amasamos durante unos 5 minutos. En este primer amasado, la masa será homogénea y pegajosa (no te preocupes que luego será más fácil manejar la masa)
• Dejamos reposar la masa otros 5 minutos y de nuevo volvemos a amasarla durante otros 5 minutos más. Al finalizar este segundo amasado, le damos una forma de bola a nuestra masa. El resultado será una masa suave, lisa y pegajosa, aunque menos que al acabar el primer amasado.

Primer levado de la masa: 

• Pincelamos ligeramente un bol grande con un poco de aceite y volcamos sobre él la masa. 
• Dejamos levar la masa, en el espacio más cálido de la cocina, siempre alejado de corrientes de aire y tapando el bol con papel film o con un paño de cocina.
• Este primer levado será de unos 45-60 minutos o hasta observar que la masa ha duplicado su volumen inicial.

• Una vez la masa se ha duplicado, la volcamos sobre una superficie de trabajo ligeramente enharinada y de nuevo la amasamos (pero esta vez ligeramente) para desgasificar la masa.
• Con la masa hacemos porciones de unos 30 gramos de peso cada una y las vamos redondeando para darles forma de bola. 

Segundo levado de la masa:

• Estas pequeñas bolas las vamos colocando sobre una bandeja de horno provista de papel de horno y con una separación de unos 5 centímetros entre ellas.
• Una vez que tenemos todas las porciones hechas, tapamos la o las bandejas con un paño de cocina y de nuevo las dejaremos levar en las mismas condiciones que antes ( lugar cálido y fuera de corrientes de aire ). 
• Éste segundo levado será de unos 30 minutos o como antes, hasta observar que la masa de las berlinesas doble su volumen inicial ( por eso hay que dejar espacio entre ellas al colocarlas en la bandeja )
• En un cazo o sartén, ponemos el aceite a calentar junto con la cáscara de medio limón o media naranja, que retiraremos una vez se empiece a dorar. Lo ideal es utilizar un cazo o sartén, que no sean muy grandes de diámetro y sí un poco profundos para freir las bolas de fraile en abundante aceite.
• Con el aceite caliente empezamos a freír nuestras bolas de fraile. A la hora de freírlas, tenemos que tener en cuenta la temperatura del aceite, que ha de estar caliente, pero sin pasarse, de lo contrario, se nos quemarán por fuera sin estar totalmente fritas por dentro.
• Os aconsejo freír pocas al mismo tiempo ( yo las frio de 2 en 2, así se controla mejor la temperatura del aceite y la cocción de las bolas de fraile).

Lo ideal es freír una o dos bolas, abrirlas por la mitad y comprobar que están bien cocinadas. Hecha está comprobación ya se pueden freír todas

• Una vez que tenemos las bolas doraditas por ambos lados, las retiramos y las depositamos en una bandeja que esté provista de papel de cocina, para que de esta manera el papel absorba el exceso de aceite. No queremos unas bolas aceitosas !!!
• De la bandeja con papel de cocina y estando aún calientes, las pasamos a un plato con azúcar, para que se puedan rebozar por toda su superficie. Es mejor hacerlo de esta forma, ya que cuando simplemente espolvoreamos de azúcar sobre las berlinesas no quedan uniformemente cubiertas de azúcar.

• Una vez tenemos todas las bolas fritas rebozadas en azúcar y a temperatura ambiente, con una tijera de cocina o cuchillo de sierra les hacemos un pequeño corte, aproximadamente por la mitad y, con una manga pastelera las rellenamos con dulce de leche repostero.

Estas berlinesas están también deliciosas rellenas con con crema pastelera, con relleno de mermelada, de chocolate...
¿Has probado el dulce de leche mezclado con chocolate? ¡Está brutalmente rico! simplemente derrite un poco de chocolate de cobertura y mezcla con el dulce de leche

¡Listas para disfrutar!

Un abrazo,

Miguel